30/06/2016

Lagavulin 8 yo. Limited Edition, 200th anniversary. 48%


Lagavulin celebrates its 200th birthday with two releases of an eight-year-old bottling paying tribute to Victorian whisky writer Alfred Barnard. 

When one has read already at least a dozen of - mainly praising - reviews of this special malt, it’s a little bit tricky to write a review without getting influenced by the others, but I’ll try to be as subjective as possible:

Color: White wine.

Nose: Get past the sulphur & light cardboardiness and you’ll be rewarded with quite a greasy and austere maritime young Islay malt with notes of white chocolate, huge smoke and some mineral chalky features.  When diluted there are distinctive whiffs of fennel seeds and vegetal peat.

Palate: Not as thick as the nose suggests, quite sharp and definitely not multidimensional. Very sooty (ashtray) with notes of lemon and salmiac moving towards ginger & new oak. Right at the end it moves into a lot sweeter territory in the form of grapes and melon. With a dash of water green tannins show up,
in time it turns into a metallic direction. The same young elements seem to hold on as in the nose, the sulphurous elements are still haunting in the background.

Finish: Semi-long and tart, do I really get lingonberry?  Also some liquorice and green tea.

When it comes to this 200th anniversary bottling I was expecting a little less aggressive approach from the almighty Lagavulin - this is not everybody’s cup of tea. If you’re a sucker for young ’n’ smoky Islayers, as I am, you will probably enjoy this one.
www.malts.com/lagavulin

Lagavulin está celebrando su bicentenario con dos lanzamientos de su whisky de 8 años para brindar tributo al escritor victoriano de whisky Alfred Barnard.
Cuando se ha leído ya muchas catas - principalmente alabadas - sobre esta malta especial, es un poco difícil escribir una cata manteniendose sin influencias de estas opiniones pero procuro estar tan subjetivo como posible:

Color: Vino blanco.

Nariz: Primero hay azufre y ligero cartón pero en cuanto los has pasado, vas a ser recompensado con una marítima malta joven de Islay que es bastante grasienta y severa con notas de chocolate blanco, muchísimo humo y unas minerales características de tiza. Si lo diluyes, aparecen distintivos olorcillos de hinojo y de turba vegetal.

Paladar: No es tan grueso como la nariz sugiere, es bastante agudo y definitivamente no es multidimensional. Muy tiznado (cenicero) con notas de limón y regaliz salado; el sabor va cambiando hacia ginebra y nuevo roble. Justo en el final aparecen sabores mucho más dulces en la forma de uvas y sandía. Con unas gotas de agua aparecen taninos verdes, de vez en cuando se notan sabores metálicos. Hay  mismos elementos jóvenes que hay en la nariz, y los elementos sulfúricos todavía aparecen en el fonfo.

Final: De largo medio, ácido, ¿de verdad que siento arándono rojo? También hay regaliz y té verde.

En cuanto a este embotellamiento para celebrar su bicentenario, estaba esperando algo menos agresivo del todopoderoso Lagavulin - éste no es plato de gusto para todos. Si eres un aficionado de los whiskies jóvenes y ahumados de Islay, como soy yo, probablemente te va a gustar.

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